Perros y Gatos
«El médico no puede prescribir por carta, necesitamos sentir la muñeca», Lucius Annaeus Seneca (4 a. C. – 65 d.C.).
Se sabe que desde la antigüedad había una intensa preocupación médica para comprender el sistema cardiovascular. Dos médicos de Alejandría, con fuerte influencia en la Antigua Grecia, como Hipócrates y Herófilo, intentaron explicar el funcionamiento del pulso. Hipócrates (460 a.C.), fue quien describió por primera vez el pulso arterial y Herófilo (300 a.C.), fue el fundador de la “doctrina del pulso”, ya que describió por primera vez a las pulsaciones en sus diversas fases del ciclo cardíaco y correlacionó la sístole y la diástole con los sonidos musicales, considerando el pulso un evento que ocurre dentro de los vasos. Después del descubrimiento de la circulación sanguínea, descrita por William Harvey (1578-1657) y sólo un siglo después, el reverendo inglés Stephen Hales (1677-1761), hizo la primera medición de la presión arterial de un animal.


Uno de los más importantes fisiólogos del siglo XIX, Johannes Peter Müller (1801-1858), afirmó que el «descubrimiento de la presión arterial fue más importante que el descubrimiento de la sangre». La presión arterial (PA) se define como la fuerza ejercida por la sangre sobre la pared del vaso, sufriendo cambios continuos durante todo el tiempo, dependiendo de la actividad ejercida por el animal. Cuanto más sangre sea bombeada por el corazón por minuto, mayor será la presión arterial, presentando un valor máximo o sistólico y un mínimo o diastólico. Obtener la medición de la presión arterial sistémica durante el examen clínico en gatos es fundamental para la evaluación del sistema cardiovascular. Entre los impactos clínicos de mayor relevancia, se destaca el diagnóstico de la hipertensión arterial sistémica, condición clínica de origen multifactorial caracterizada por la elevación sostenida de la presión arterial sistémica, por encima de los valores de normalidad, que puede resultar en graves consecuencias clínicas a lo largo del tiempo.






son: en perros: 133/75 y en gatos 124/84
CARACTERÍSTICAS
- Se utiliza una prueba (indirecta), este es un procedimiento no invasivo, no doloroso que se puede realizar de forma ambulatoria.
- Su médico veterinario puede recomendar una prueba de la presión arterial, si su mascota muestra signos de hipertensión arterial o ha sido diagnosticado con una enfermedad asociada con la presión arterial alta.
- La presión arterial alta generalmente se trata mediante la identificación y el tratamiento de la enfermedad subyacente. El uso de medicamentos recetados puede ser necesario.
En perros y gatos, la presión arterial alta es generalmente causada por otra enfermedad o afección, como:
- El hipertiroidismo (exceso de hormona tiroidea)
- Enfermedad renal
- La enfermedad de Cushing o hiperadrenocorticismo (exceso de hormona adrenal)
- Diabetes mellitus (demasiada azúcar en la sangre)
Cuando la presión arterial es demasiado alta, puede producirse una hemorragia, que puede dañar los órganos internos. Los órganos que son más vulnerables a los daños son los ojos, los riñones, el corazón y el cerebro. El signo más común de la presión arterial alta es la ceguera repentina o gradual. La ceguera causada por la presión arterial alta puede ser reversible, si se detecta a tiempo. Otros signos de la presión arterial alta incluyen pupilas dilatadas, desorientación y, menos comúnmente, convulsiones.
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